La Justicia de provincial condenó a prisión perpetua a tres acusados de haber cometido un crimen por encargo en Ushuaia, en un presunto ajuste de cuentas por drogas, informaron fuentes judiciales.
La justicia determinó que los tres hombres santafesinos que fueron condenados, en junio de 2009 viajaron a Ushuaia y después de un seguimiento y de tareas de inteligencia asesinaron a Claudio Omar Prada de un disparo en la cabeza, por un supuesto ajuste de cuentas.
Héctor Omar Caraffa, Maximiliano Oscar Farías y su hermano Gustavo Ariel Farías fueron hallados culpables del delito de homicidio doblemente agravado por la participación de dos o más personas y por el uso de armas de fuego.
Por su parte el Tribunal Oral en lo Criminal de Ushuaia no pudo juzgar a Gustavo Adrián Zapata, quien es considerado partícipe del asesinato y que no se presentó a las audiencias del juicio, por lo que fue declarado prófugo.
Caraffa y Maximiliano Farías ya estaban presos, pero Gustavo Farías había llegado libre al proceso, lo que llevó a los jueces a dictarle la prisión preventiva y a disponer su inmediata detención.
Según determinó la Justicia fueguina, a Prada lo siguieron durante toda la noche del 18 de junio de 2009, hasta que llegó a su vivienda en el barrio Río Pipo entre las 7 y las 7.30 del 19 de junio.
Ni bien Prada ingresó a la casa, le aplicaron un fuerte golpe en la cabeza y cuando ya no tenía posibilidad de reacción le dispararon sobre el cráneo, apoyándole un revólver calibre .38, perteneciente a la propia víctima.
El móvil del crimen llevó a los investigadores a desentrañar una compleja trama que tuvo su origen en un caso de tráfico de drogas.
De acuerdo a la reconstrucción de lo sucedido efectuada por el fiscal Guillermo Massimi, Prada fue convocado por el capitán de un velero para desempeñarse como tripulante en un viaje a España, pero esa travesía se interrumpió cuando cerca de Puerto Seguro, en Brasil, descubrieron un cargamento de unos 100 kilos de cocaína que habían sido disimulados detrás de unos paneles del barco.
De acuerdo a ese relato, tras el hallazgo, los hombres resolvieron enterrar la droga en una playa y dejar el barco en puerto, avisándole por teléfono al contratante del viaje dónde podía recuperar el estupefaciente y la embarcación.
Después, Prada habría contactado a otra persona, Diego "el diente" Pérez (prófugo del caso) para recuperar la droga y comercializarla, y por eso viajaron juntos a Brasil a mediados de 2008 como surge de los documentos migratorios agregados a la causa.
La Fiscalía recreó cómo con el transcurrir de los meses se generó un conflicto porque Pérez no habría cumplido con la entrega de un dinero a Prada por la venta de la droga, y éste habría comenzado a reclamárselo por distintas vías, hasta llegar al punto de comenzar a contar la situación en distintos ámbitos de la ciudad.
Según esta hipótesis, como represalia a esa actitud de Prada, Pérez planificó matarlo y para ello contrató a los tres santafecinos, a los que se sumó Zapata, que cuidaba los intereses de Pérez en Ushuaia y habría colaborado con la logística del operativo.
Massimi mencionó en su alegato que "nunca antes en la historia judicial de la ciudad se había registrado un caso de estas características, con personas convocadas para cometer un crimen", señaló.
La justicia determinó que los tres hombres santafesinos que fueron condenados, en junio de 2009 viajaron a Ushuaia y después de un seguimiento y de tareas de inteligencia asesinaron a Claudio Omar Prada de un disparo en la cabeza, por un supuesto ajuste de cuentas.
Héctor Omar Caraffa, Maximiliano Oscar Farías y su hermano Gustavo Ariel Farías fueron hallados culpables del delito de homicidio doblemente agravado por la participación de dos o más personas y por el uso de armas de fuego.
Por su parte el Tribunal Oral en lo Criminal de Ushuaia no pudo juzgar a Gustavo Adrián Zapata, quien es considerado partícipe del asesinato y que no se presentó a las audiencias del juicio, por lo que fue declarado prófugo.
Caraffa y Maximiliano Farías ya estaban presos, pero Gustavo Farías había llegado libre al proceso, lo que llevó a los jueces a dictarle la prisión preventiva y a disponer su inmediata detención.
Según determinó la Justicia fueguina, a Prada lo siguieron durante toda la noche del 18 de junio de 2009, hasta que llegó a su vivienda en el barrio Río Pipo entre las 7 y las 7.30 del 19 de junio.
Ni bien Prada ingresó a la casa, le aplicaron un fuerte golpe en la cabeza y cuando ya no tenía posibilidad de reacción le dispararon sobre el cráneo, apoyándole un revólver calibre .38, perteneciente a la propia víctima.
El móvil del crimen llevó a los investigadores a desentrañar una compleja trama que tuvo su origen en un caso de tráfico de drogas.
De acuerdo a la reconstrucción de lo sucedido efectuada por el fiscal Guillermo Massimi, Prada fue convocado por el capitán de un velero para desempeñarse como tripulante en un viaje a España, pero esa travesía se interrumpió cuando cerca de Puerto Seguro, en Brasil, descubrieron un cargamento de unos 100 kilos de cocaína que habían sido disimulados detrás de unos paneles del barco.
De acuerdo a ese relato, tras el hallazgo, los hombres resolvieron enterrar la droga en una playa y dejar el barco en puerto, avisándole por teléfono al contratante del viaje dónde podía recuperar el estupefaciente y la embarcación.
Después, Prada habría contactado a otra persona, Diego "el diente" Pérez (prófugo del caso) para recuperar la droga y comercializarla, y por eso viajaron juntos a Brasil a mediados de 2008 como surge de los documentos migratorios agregados a la causa.
La Fiscalía recreó cómo con el transcurrir de los meses se generó un conflicto porque Pérez no habría cumplido con la entrega de un dinero a Prada por la venta de la droga, y éste habría comenzado a reclamárselo por distintas vías, hasta llegar al punto de comenzar a contar la situación en distintos ámbitos de la ciudad.
Según esta hipótesis, como represalia a esa actitud de Prada, Pérez planificó matarlo y para ello contrató a los tres santafecinos, a los que se sumó Zapata, que cuidaba los intereses de Pérez en Ushuaia y habría colaborado con la logística del operativo.
Massimi mencionó en su alegato que "nunca antes en la historia judicial de la ciudad se había registrado un caso de estas características, con personas convocadas para cometer un crimen", señaló.
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