1995 fallece el ex Presidente Arturo Frondizi |
Un día como hoy pero.. En 1860 nace en Córdoba el político, legislador, académico y escritor Ramón J. Cárcano, autor de obras como "Mis primeros 80 años" y "Juan Facundo Quiroga". En 1877 Thomas Edison presenta su técnica de grabación sonora, el fonógrafo. En 1940 nace el actor Luis Brandoni. En 1976 nace el actor Rodrigo De La Serna (quien hizo de San Martín en la Película La Revolución). En 1978 se inaugura en Chubut, Argentina, el complejo hidroeléctrico de Futaleufú, (Río Grande en lengua indígena) fue construida con la finalidad de proveer de energía a la planta de aluminio ALUAR, en las cercanías de Puerto Madryn. En 1995 fallece el ex presidente de origen radical Arturo Frondizi. Triunfó en las elecciones de 1958, con la proscripción del peronismo y habiendo firmado un pacto con el general Perón exiliado. Político brillante y autor de varios libros, su candidatura generó simpatías en amplios sectores de clase media. A poco de iniciado su gobierno se hizo evidente que Frondizi renunciaba a su antiguo ideario nacionalista, sobre todo en materia petrolera, y abrió las puertas al capital extranjero. El ingeniero Alvaro Alsogaray fue su último ministro de Economía. No obstante, la cúpula militar de entonces, de un furibundo antiperonismo lo destituyó con un golpe de Estado
LA TRAICION DE ARTURO FRONDIZI:
DE LAS RADICALES TRAICIONES
En febrero de 1958 se suscribió un plan político entre Perón y Arturo Frondizi. Frondizi envió a sus hombres de confianza a entrevistarse con Perón: Emilio Perina y Rogelio Frigerio.
Cuando se fijaron las condiciones del pacto, Frondizi se comprometió a normalizar la convivencia entre los argentinos para lo cual debía poner fin a la política económica y social instalada desde el 16 de septiembre de 1955 por los golpistas.
Por su parte el peronismo, frente a las elecciones del 23 de febrero de 1958, dejaría el campo libre para el triunfo de Frondizi sugiriendo el paso al costado de las candidaturas peronistas y neo-peronistas.
Pero Frondizi, una vez llegado al poder, no restableció las conquistas logradas por el Pueblo en lo social, económico y político porque no efectuó la prometida revisión de todas las medidas de carácter económico que los golpistas habían adoptado.
Ni, con fundamental urgencia restableció la reforma bancaria de 1946, tampoco se ocupó de propiciar la ocupación plena y el estímulo a la producción nacional, y mucho menos la elevación del nivel de vida de las clases populares y el afianzamiento de los regímenes de previsión social.
Pero mucho menos asumió la responsabilidad de anular todo proceso iniciado que implicara persecución política, levantamiento de las interdicciones y restitución de los bienes confiscados, devolución de los bienes de la Fundación Eva Perón, levantamiento de las inhabilitaciones gremiales a sindicatos y a la CGT, ni la devolución de la personería del Partido Peronista, de sus bienes y levantamiento de las inhabilitaciones políticas.
Frondizi se había comprometido a reemplazar a los miembros de la Corte Suprema de Justicia y reemplazo de los magistrados que hubieran participado de actos de persecución política, cosa que tampoco cumplió, y de entre todo aquello que Frondizi asumía para llevar adelante también estaba, en un plazo máximo de dos años, la convocatoria a una Convención Constituyente para la reforma de la Constitución Nacional ante la ilegal derogación de la reforma de 1949 realizada por el gobierno golpista, y llamamiento a elecciones.
Arturo Frondizi (y no es novedad) una vez que recibió los votos peronistas con los que llegó a la presidencia, rompió el pacto que había formalizado con Perón sin dar cumplimiento a lo establecido.
Olvidó que había sido gracias al voto del pueblo peronista que había llegado al cargo.
Años más tarde otro radical que llegó a la vicepresidencia por votos que no fueron propios ni por su mérito, cometió otra felonía contra el voto popular.
Pero volviendo al caso de Frondizi, dejemos que sea el mismo Perón que realice la denuncia del pacto.
EL GOBIERNO OPTADO:
Por nuestra parte la firma de este documento fue un acto patriótico que demuestra que, por sobre todos los intereses personales o de partido, colocamos el interés del Pueblo y de la Nación ya que, no obstante tener conciencia de que constituíamos la mayoría ciudadana, estábamos dispuestos a llevar una minoría al Poder si ella se comprometía a satisfacer las aspiraciones populares y nacionales.
El Peronismo demostraba así nuestra fidelidad a la consigna: Primero la Patria y el Pueblo, después el Movimiento y, por último, los hombres.
El bien supremo de la Nación exigía tentar una solución, aún en medio de nuestro propio escepticismo, para que nunca pudiera invocarse, con algún fundamento que no habíamos estado a la altura de la proyección histórica de nuestros ideales de luchar por una -Nación socialmente Justa, económica libre y políticamente soberana.[…]
El Movimiento Peronista cumplió uno a uno sus compromisos para concretar la elección presidencial de Frondizi y crear el clima propicio a las realizaciones por éste prometidas.
[…] agregamos a renglón seguido: -Esta decisión (la de votar a Frondizi) no implica en modo alguno una unión con las fuerzas que respaldan al doctor Frondizi, ni tiene otro alcance que el de una norma de conducta a seguir en el momento de sufragar: es un recurso de táctica política y una manera de expresar nuestro repudio por dos años y medio de opresión y vasallaje.
Electo Frondizi con el aporte peronista, hizo viajar a Ciudad Trujillo a su emisario personal, señor Rogelio Frigerio, quien vino a confirmar el firme propósito de su representado de hacer honor a su palabra y a su firma y, en consecuencia, cumplir con todos los compromisos en los plazos estipulados. […]
En un clima óptimo para el cumplimiento de sus compromisos comenzó el 2 de mayo su gestión de gobierno al doctor Arturo Frondizi.
La saña con que Aramburu y Rojas, con sus bandas de asaltantes y asesinos, persiguieron al Peronismo como Movimiento identificado con la realidad del hombre argentino, del Pueblo y de la Patria; el odio con que destruyeron las conquistas sociales que habían dignificado a la comunidad y la perversidad con que aniquilaron las medidas que habíamos impuesto para asegurar la soberanía de la Nación, no tienen parangón en nuestro país ni en el mundo.
Para poner fin a esas iniquidades no hacía falta que Frondizi firmara un compromiso con el Peronismo: sólo hacía falta que ese mínimo de pudor que debe poseer el ciudadano que asuma la Presidencia de la República.
Con desembozada indignidad se comenzó por confirmar a los magistrados que Aramburu y Rojas habían designado a fin de convertir la justicia en un instrumento de persecución política.
Los jueces confirmados no se desprendieron de las ametralladoras que, aún hoy, señalan en sus despachos el signo de ecuanimidad y prosiguen consumando atropellos en nombre de la ley.
[…] La Ley de Amnistía elaborada por Frondizi como una verdadera pieza de la insidia, cumplió el propósito de hacer honor a su palabra empeñada ante los autores de los crímenes y de la catástrofe argentina.
Por esa ley se prohibía encarcelar, detener o preguntar por sus monstruosos crímenes a los que en la dictadura militar masacraron a centenares de ciudadanos, civiles y milites, por motivos políticos; a asaltantes que despojaron e incendiaron; a torturadores que convirtieron el Congreso Nacional en mazmorra de sus crímenes mas repugnantes; […] convirtiéndose, de esta forma, el Presidente Frondizi en cómplice directo de cuanta infamia se había cometido desde el 16 de septiembre de 1955.
Como si ello fuera poco, el presidente resolvió que notorios asesinos, acusados por la opinión pública y por los propios criminales asociados, convictos y confesos, lo representaran a él como sus embajadores en el exterior.
[…] De acuerdo con las singulares leyes del hampa, sólo se ha tenido honor para cumplir lo pactado con los criminales.
Es por eso que el presidente pidió personalmente al Congreso de la Nación el ascenso de Aramburu y Rojas, pero no cumplió su palabra de honor en cuanto significaba salvar al país del sometimiento y al Pueblo de la indignidad, renegando del compromiso firmado con el Movimiento Peronista.
Así, subalternizada la gestión del gobernante por actitudes carentes de la ética que debe observar un presidente, sin la dignidad que impone el cargo, el incumplimiento de algunos de sus compromisos burlados ya en los primeros días de su gobierno mutilaron el honor sui generis del presidente optado […] Al mantener la ilegalidad del Peronismo (decretado por Aramburu y Rojas) a pesar de estar expresamente convenida su rehabilitación.
[…] El incumplimiento de este pacto evidencia la mala fe y la bajeza moral encaminadas no sólo a consolidar un gobierno sin escrúpulos a expensas del Peronismo, a cuyos cuadros creyó ingenuamente que podía confundir, debilitar y captar […] con el propósito de dar el último mazazo a su Patria para que fuera una irremediable colonia endeudada, empobrecida y humillada […] mantuvo la desnacionalización del Banco Central –por nosotros nacionalizado- para que la política económica y los recursos monetarios del Estado estuvieran en manos de los personeros vernáculos de sus amos del exterior; acentuó el proceso de desindustrialización, restringiendo los créditos bancarios, facilitando la competencia extranjera, creando la desocupación y la miseria, y en consecuencia, propiciando la reducción del poder adquisitivo del Pueblo y el volumen del consumo.
Simultáneamente planifica la descapitalización de la Nación mediante la radicación de capitales foráneos que pueden substraer para sus países de origen, mediante remesas financieras libremente acordadas, el dinero argentino destinado a la capitalización del país, hipotecando a la vez las posibilidades de la República mediante préstamos aceptados en condiciones leoninas.
D.I.N.I.E., BEMBERG, CADE y A.N.S.E.C. son otros tantos agravios a la nacionalidad que solamente pueden ser proyectados y consumados por los enemigos de la Patria
Cuando en 1955 propusimos la formación de una compañía argentina, con capitales extranjeros y nacionales, sujetos a las leyes del país, para la extracción de nuestro petróleo, fue precisamente el autor de estos latrocinios [Frondizi] de hoy quien más se distinguió en sus acusaciones contra el gobierno constitucional, afirmando que ponía en peligro la soberanía nacional, a pesar de que fuimos nosotros los que, por primera vez en la historia argentina, la concretamos en obras imperecederas.
Tan desvergonzada contradicción entre lo que se sostenía como opositor y lo que se realiza como gobernante, es el mejor índice de la desaprensión y el cinismo con que procede este gobierno que tiene sólo una línea nunca violada: la hipocresía, la mentira y la traición.
Fiel a la idea de que los hombres, el Pueblo, el país, el honor y la conciencia son mercancías canjeables a cualquier precio, Frondizi] leyó el Mensaje Presidencial del 1º de Mayo en la Embajada de los Estados Unidos en Buenos Aires antes de hacerlo en el Congreso Nacional.
Esa abyección incalificable, a la que no había llegado ningún gobernante, fue hecha pública en Washington, subrayando el orador del Departamento de Estado, cuando en el Congreso Norteamericano se hizo apología de este gesto.
El Peronismo es la fuerza incorruptible en que se refugian las últimas esperanzas del Pueblo y de la Nación, y lucharemos contra sus enemigos sin darles tregua hasta tanto nos quede un hálito de vida, para ser dignos de nosotros mismos y de los puros ideales que defendemos.
Fuente: Nacional y Popular
LA TRAICION DE ARTURO FRONDIZI:
DE LAS RADICALES TRAICIONES
En febrero de 1958 se suscribió un plan político entre Perón y Arturo Frondizi. Frondizi envió a sus hombres de confianza a entrevistarse con Perón: Emilio Perina y Rogelio Frigerio.
Cuando se fijaron las condiciones del pacto, Frondizi se comprometió a normalizar la convivencia entre los argentinos para lo cual debía poner fin a la política económica y social instalada desde el 16 de septiembre de 1955 por los golpistas.
Por su parte el peronismo, frente a las elecciones del 23 de febrero de 1958, dejaría el campo libre para el triunfo de Frondizi sugiriendo el paso al costado de las candidaturas peronistas y neo-peronistas.
Pero Frondizi, una vez llegado al poder, no restableció las conquistas logradas por el Pueblo en lo social, económico y político porque no efectuó la prometida revisión de todas las medidas de carácter económico que los golpistas habían adoptado.
Ni, con fundamental urgencia restableció la reforma bancaria de 1946, tampoco se ocupó de propiciar la ocupación plena y el estímulo a la producción nacional, y mucho menos la elevación del nivel de vida de las clases populares y el afianzamiento de los regímenes de previsión social.
Pero mucho menos asumió la responsabilidad de anular todo proceso iniciado que implicara persecución política, levantamiento de las interdicciones y restitución de los bienes confiscados, devolución de los bienes de la Fundación Eva Perón, levantamiento de las inhabilitaciones gremiales a sindicatos y a la CGT, ni la devolución de la personería del Partido Peronista, de sus bienes y levantamiento de las inhabilitaciones políticas.
Frondizi se había comprometido a reemplazar a los miembros de la Corte Suprema de Justicia y reemplazo de los magistrados que hubieran participado de actos de persecución política, cosa que tampoco cumplió, y de entre todo aquello que Frondizi asumía para llevar adelante también estaba, en un plazo máximo de dos años, la convocatoria a una Convención Constituyente para la reforma de la Constitución Nacional ante la ilegal derogación de la reforma de 1949 realizada por el gobierno golpista, y llamamiento a elecciones.
Arturo Frondizi (y no es novedad) una vez que recibió los votos peronistas con los que llegó a la presidencia, rompió el pacto que había formalizado con Perón sin dar cumplimiento a lo establecido.
Olvidó que había sido gracias al voto del pueblo peronista que había llegado al cargo.
Años más tarde otro radical que llegó a la vicepresidencia por votos que no fueron propios ni por su mérito, cometió otra felonía contra el voto popular.
Pero volviendo al caso de Frondizi, dejemos que sea el mismo Perón que realice la denuncia del pacto.
EL GOBIERNO OPTADO:
Por nuestra parte la firma de este documento fue un acto patriótico que demuestra que, por sobre todos los intereses personales o de partido, colocamos el interés del Pueblo y de la Nación ya que, no obstante tener conciencia de que constituíamos la mayoría ciudadana, estábamos dispuestos a llevar una minoría al Poder si ella se comprometía a satisfacer las aspiraciones populares y nacionales.
El Peronismo demostraba así nuestra fidelidad a la consigna: Primero la Patria y el Pueblo, después el Movimiento y, por último, los hombres.
El bien supremo de la Nación exigía tentar una solución, aún en medio de nuestro propio escepticismo, para que nunca pudiera invocarse, con algún fundamento que no habíamos estado a la altura de la proyección histórica de nuestros ideales de luchar por una -Nación socialmente Justa, económica libre y políticamente soberana.[…]
El Movimiento Peronista cumplió uno a uno sus compromisos para concretar la elección presidencial de Frondizi y crear el clima propicio a las realizaciones por éste prometidas.
[…] agregamos a renglón seguido: -Esta decisión (la de votar a Frondizi) no implica en modo alguno una unión con las fuerzas que respaldan al doctor Frondizi, ni tiene otro alcance que el de una norma de conducta a seguir en el momento de sufragar: es un recurso de táctica política y una manera de expresar nuestro repudio por dos años y medio de opresión y vasallaje.
Electo Frondizi con el aporte peronista, hizo viajar a Ciudad Trujillo a su emisario personal, señor Rogelio Frigerio, quien vino a confirmar el firme propósito de su representado de hacer honor a su palabra y a su firma y, en consecuencia, cumplir con todos los compromisos en los plazos estipulados. […]
En un clima óptimo para el cumplimiento de sus compromisos comenzó el 2 de mayo su gestión de gobierno al doctor Arturo Frondizi.
La saña con que Aramburu y Rojas, con sus bandas de asaltantes y asesinos, persiguieron al Peronismo como Movimiento identificado con la realidad del hombre argentino, del Pueblo y de la Patria; el odio con que destruyeron las conquistas sociales que habían dignificado a la comunidad y la perversidad con que aniquilaron las medidas que habíamos impuesto para asegurar la soberanía de la Nación, no tienen parangón en nuestro país ni en el mundo.
Para poner fin a esas iniquidades no hacía falta que Frondizi firmara un compromiso con el Peronismo: sólo hacía falta que ese mínimo de pudor que debe poseer el ciudadano que asuma la Presidencia de la República.
Con desembozada indignidad se comenzó por confirmar a los magistrados que Aramburu y Rojas habían designado a fin de convertir la justicia en un instrumento de persecución política.
Los jueces confirmados no se desprendieron de las ametralladoras que, aún hoy, señalan en sus despachos el signo de ecuanimidad y prosiguen consumando atropellos en nombre de la ley.
[…] La Ley de Amnistía elaborada por Frondizi como una verdadera pieza de la insidia, cumplió el propósito de hacer honor a su palabra empeñada ante los autores de los crímenes y de la catástrofe argentina.
Por esa ley se prohibía encarcelar, detener o preguntar por sus monstruosos crímenes a los que en la dictadura militar masacraron a centenares de ciudadanos, civiles y milites, por motivos políticos; a asaltantes que despojaron e incendiaron; a torturadores que convirtieron el Congreso Nacional en mazmorra de sus crímenes mas repugnantes; […] convirtiéndose, de esta forma, el Presidente Frondizi en cómplice directo de cuanta infamia se había cometido desde el 16 de septiembre de 1955.
Como si ello fuera poco, el presidente resolvió que notorios asesinos, acusados por la opinión pública y por los propios criminales asociados, convictos y confesos, lo representaran a él como sus embajadores en el exterior.
[…] De acuerdo con las singulares leyes del hampa, sólo se ha tenido honor para cumplir lo pactado con los criminales.
Es por eso que el presidente pidió personalmente al Congreso de la Nación el ascenso de Aramburu y Rojas, pero no cumplió su palabra de honor en cuanto significaba salvar al país del sometimiento y al Pueblo de la indignidad, renegando del compromiso firmado con el Movimiento Peronista.
Así, subalternizada la gestión del gobernante por actitudes carentes de la ética que debe observar un presidente, sin la dignidad que impone el cargo, el incumplimiento de algunos de sus compromisos burlados ya en los primeros días de su gobierno mutilaron el honor sui generis del presidente optado […] Al mantener la ilegalidad del Peronismo (decretado por Aramburu y Rojas) a pesar de estar expresamente convenida su rehabilitación.
[…] El incumplimiento de este pacto evidencia la mala fe y la bajeza moral encaminadas no sólo a consolidar un gobierno sin escrúpulos a expensas del Peronismo, a cuyos cuadros creyó ingenuamente que podía confundir, debilitar y captar […] con el propósito de dar el último mazazo a su Patria para que fuera una irremediable colonia endeudada, empobrecida y humillada […] mantuvo la desnacionalización del Banco Central –por nosotros nacionalizado- para que la política económica y los recursos monetarios del Estado estuvieran en manos de los personeros vernáculos de sus amos del exterior; acentuó el proceso de desindustrialización, restringiendo los créditos bancarios, facilitando la competencia extranjera, creando la desocupación y la miseria, y en consecuencia, propiciando la reducción del poder adquisitivo del Pueblo y el volumen del consumo.
Simultáneamente planifica la descapitalización de la Nación mediante la radicación de capitales foráneos que pueden substraer para sus países de origen, mediante remesas financieras libremente acordadas, el dinero argentino destinado a la capitalización del país, hipotecando a la vez las posibilidades de la República mediante préstamos aceptados en condiciones leoninas.
D.I.N.I.E., BEMBERG, CADE y A.N.S.E.C. son otros tantos agravios a la nacionalidad que solamente pueden ser proyectados y consumados por los enemigos de la Patria
Cuando en 1955 propusimos la formación de una compañía argentina, con capitales extranjeros y nacionales, sujetos a las leyes del país, para la extracción de nuestro petróleo, fue precisamente el autor de estos latrocinios [Frondizi] de hoy quien más se distinguió en sus acusaciones contra el gobierno constitucional, afirmando que ponía en peligro la soberanía nacional, a pesar de que fuimos nosotros los que, por primera vez en la historia argentina, la concretamos en obras imperecederas.
Tan desvergonzada contradicción entre lo que se sostenía como opositor y lo que se realiza como gobernante, es el mejor índice de la desaprensión y el cinismo con que procede este gobierno que tiene sólo una línea nunca violada: la hipocresía, la mentira y la traición.
Fiel a la idea de que los hombres, el Pueblo, el país, el honor y la conciencia son mercancías canjeables a cualquier precio, Frondizi] leyó el Mensaje Presidencial del 1º de Mayo en la Embajada de los Estados Unidos en Buenos Aires antes de hacerlo en el Congreso Nacional.
Esa abyección incalificable, a la que no había llegado ningún gobernante, fue hecha pública en Washington, subrayando el orador del Departamento de Estado, cuando en el Congreso Norteamericano se hizo apología de este gesto.
El Peronismo es la fuerza incorruptible en que se refugian las últimas esperanzas del Pueblo y de la Nación, y lucharemos contra sus enemigos sin darles tregua hasta tanto nos quede un hálito de vida, para ser dignos de nosotros mismos y de los puros ideales que defendemos.
Fuente: Nacional y Popular
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